En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo:
«Padre santo, no ruego sólo por ellos, sino también por los que creerán en mí gracias a su palabra. Que todos sean uno Que estén en nosotros, Padre, como tú estás en mí y yo en ti. Así el mundo creerá que tú me has enviado.
«La gloria que tú me has dado, yo también lo he dado a ellos para que sean uno como nosotros somos uno Que yo esté en ellos y tú en mí, que sean plenamente uno. Así el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado como me has amado a mí.
[ «Padre, tú me has dado, quiero que estén conmigo donde yo estoy, y vean mi gloria, la que me habéis dado por haberme amado ya antes de crear el mundo.» Padre bueno, el mundo no te ha conocido, pero yo os he conocido, y ellos han conocido que tú me has enviado. Yo les he dado a conocer su nombre y se lo daré a conocer más aún, porque el amor con que me has amado esté en ellos, así como esté yo.] »Palabra del Señor.