Muy estimados en el Señor,
Durante estos días han aparecido diversas informaciones sobre sacerdotes de nuestra archidiócesis, uno de ellos ya difunto.
Admitir hechos tan dolorosos entre nosotros no es fácil. Somos una comunidad llamada a servir y a caminar juntos, y lo primero que siento es vergüenza cuando escucho hechos cometidos a inocentes como son los niños, aunque sea de hace muchos años. La gravedad de los hechos explicados con detalle me llena de pena, de indignación y me lleva a rezar primero por todas las víctimas, y a estar disponibles para ayudarles en todo lo que necesiten.
Hay que poner a la persona como máxima de nuestra actividad pastoral, y nos produce vergüenza y surge un llamamiento fuerte al arrepentimiento, ya que son hermanos nuestros los que han causado mal. Pedir perdón es parte del ministerio que llevamos como un tesoro en Cristo, como también poner todos los medios para que esto nunca suceda ni vuelva a producirse. Cualquier trato inadecuado con niños y adolescentes siempre es grave y reprobable, y nuestro ministerio así lo exige.
Debemos vivir estos duros momentos con confianza en el Señor y os pido que recéis por vuestros sacerdotes, a los cuales agradezco todo su trabajo en las parroquias y en tantas otras actividades que se desarrollan a favor de la infancia, la adolescencia y la juventud.
Y orad por mí. Os doy, con todo mi afecto, mi bendición,
† Jaume Pujol Balcells
Arzobispo metropolitano de Tarragona y primado
Tarragona, 7 de febrero de 2019